El objetivo principal de
dicha escalera era comunicar el palacio del Generalife con una pequeña capilla
situada en lo alto de la colina. El acceso representaba un problema que el
alarife nazarí supo salvar con singular maestría: la escalera, interrumpida por
varios descansillos de planta circular presididos por fuentes bajas, tiene como
pasamanos dos canales hechos con humildes tejas y ladrillos y encalados. El
espacio resultante, umbrío y fresco, servía a la vez para efectuar las
abluciones previas a la oración, y de esa manera, se convertía en el sahn que toda mezquita requiere.
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