Estos jardines,
distribuidos en diferentes paratas, completan el área del Generalife al que
sirven de cobertura en su parte más elevada, disponiendo por ello de una
orientación y de una de las vistas más destacadas de la finca.
Pequeñas fuentes con surtidores entre los parterres cercados,
algunos bellísimos ejemplares de magnolios, arbustos olorosos y una cuidada
alternancia de ejemplares arbóreos de hoja perenne y caduca, hacen de estos
jardines abrigados de los fríos vientos del Norte, un pequeño y romántico
jardín botánico, digno de la mejor tradición humanista europea.
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